Félix García: “Hablamos de una agricultura productiva a la vez que natural” 

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Kimitec propone un modelo libre de residuos de síntesis química que permite ofrecer alimentos a precios asequibles. “Lo importante no es lo que hacemos, sino por qué lo hacemos “, afirma su director general 

Ahora que la pandemia por el coronavirus Covid-19 lleva a los consumidores a ser más exigentes en seguridad alimentaria empresas como Kimitec, dedicada a la investigación biotecnológica, están en primer plano. Kimitec Group es una empresa almeriense que ya tiene delegaciones comerciales en Estados Unidos, Perú, China y ahora estrena otra en Brasil. 

Están en pleno proceso de expansión y acaban de llegar a Brasil ¿qué esperan de ese mercado?

Brasil, es uno de los mayores productores de alimentos del mundo. Un país que cultiva todo tipo de frutas y verduras, pero también café, azúcar y cereales como maíz, algodón y soja y con 35 millones de hectáreas, son el principal productor del mundo. Desde nuestro origen en Almería, el mayor foco mundial de la agricultura intensiva de invernadero, hemos investigado y desarrollado multitud de herramientas naturales para dar solución a problemas y carencias de cultivos hortícolas y frutales, pero hace ya varios años dimos el salto a los cultivos extensivos, principalmente cereales y leguminosas, donde tenemos una importante trayectoria con soluciones muy eficaces en diferentes zonas cerealistas del mundo. En el caso de Brasil es un mercado enorme y carecen de nuestras tecnologías, por lo que en una serie de años se producirá el matrimonio perfecto entre el valor que aportamos y unos cultivos locales donde no se nos espera. 

¿En qué se basa la alternativa a los pesticidas químicos?

Hace 16 años tuvimos una visión: eliminar los pesticidas químicos y las hormonas de síntesis de la producción de alimentos. Una visión muy exigente porque no se trata simplemente de desarrollar herramientas naturales, si no, que éstas sean igual de eficaces que las de síntesis química. La homogeneidad y la eficacia son la clave y el único camino posible para ofrecer una alternativa real al uso de pesticidas químicos en la agricultura. Cuando toda la industria auxiliar sea capaz de ofrecer herramientas para producir frutas y verduras libres de residuos químicos de síntesis e igual de productivas para el agricultor, el cambio de modelo será una realidad. 

Su máxima es “la química de síntesis ha muerto” ¿Qué quieren decir con ello?

No lo digo yo, las empresas que se dedican a este negocio están en reconversión y eso es una realidad. Por eso están comprando empresas como la nuestra por cientos de millones de euros. Al final, el que manda en el mercado, es el consumidor. El debate no está en si el consumidor quiere o no químicos en los alimentos, eso es absurdo, ¿o tú elegirías un zumo de naranja con moléculas químicas a uno natural? Mientras no había una alternativa, la pregunta era, ¿quieres o no quieres comer? Ahora ya hay tecnologías naturales nuevas suficientemente avanzadas para dar lugar a esa reconversión que posibilite el cambio de modelo hacia una alimentación saludable y responsable. 

¿Y qué papel juega la agricultura ecológica?

Nosotros creemos en ella, pero los alimentos ecológicos no llegan a la mayoría de las personas. Si los alimentos ecológicos tuvieran buen precio, todo el mundo consumiría ecológico. El problema es que el agricultor de ecológico no tiene herramientas que sean igual de eficaces que el químico para matar sus plagas y, por lo tanto, es menos productivo. Para nosotros lo importante no es lo que hacemos sino por qué lo hacemos, nuestra propuesta no habla de ecológico ni convencional, habla de una agricultura productiva a la vez que natural, un modelo libre de residuos de síntesis química con alimentos a precios accesibles para cualquier tipo de familia. 

Explíquenos qué es la biología disruptiva

La biología no es disruptiva. La visión es la que es disruptiva. Nuestra visión consistió hace ya muchos años en lograr una agricultura convencional tan limpia como la ecológica, pero a precios de la convencional, para que llegue a las personas. Que los productores y consumidores puedan permitírsela. ¿Un tomate a 5, 6 o 7 euros? ¿Quién se lo puede permitir? Venimos de que todo el mundo haya visto este reto como algo imposible de conseguir. Nosotros entendimos que era posible hacerlo, aplicando los mismos razonamientos científicos de la industria farmacéutica en el tratamiento de productos naturales. La disrupción consistió en ver el problema desde otro punto de vista y aplicar altas dosis de coraje y constancia. Hoy, estamos en proceso de aportar herramientas para limpiar los cultivos de químicos de síntesis e inmersos en una nueva visión, ante la cual, el mercado nos vuelve a decir que estamos locos: recuperar las características quimiopreventivas, organolépticas y saludables de los alimentos a través de microorganismos que siempre han estado en los suelos pero que la química de síntesis, con sus prácticas, ha eliminado. 

¿Cómo influye en el producto final y en la seguridad alimentaria el empleo de biopesticidas? 

A nivel regulatorio los biopest siguen las mismas pautas de registro que los pesticidas en la mayoría de los mercados del mundo. El proceso, el coste y la exigencia de seguridad de los productos es exactamente la misma. La principal gran diferencia es que todas nuestras moléculas están extraídas de la naturaleza y han estado conviviendo con el medioambiente y el ser humano desde hace millones de años. En el caso de una molécula sintética, hecha en un laboratorio, tiene el gran problema de no ser totalmente biodegradable, estas moléculas provocan algo “tan divertido” como la bioacumulación de sustancias tóxicas que puede llevar a que desarrollemos distintas enfermedades. En los últimos 10 años Europa ha prohibido más de 100 moléculas de síntesis química que antes nos comíamos en frutas y verduras. Pero ahora, hay un organismo regulatorio que las elimina, fundamentalmente, por sus consecuencias para la salud humana y del medioambiente. Hay un problema muy claro: cuando un pesticida diseñado para matar una plaga agroindustrial, mata a las abejas, contamina el medioambiente y tiene consecuencias para la salud de las personas. Hoy en día nos estamos dando cuenta de que la bioacumulación de las moléculas de síntesis química afecta a todos los sistemas. A mí no me parece muy responsable que una molécula que ha estado 30 años aplicándose se prohiba por una serie de daños a la salud y al medio ambiente sin consecuencias ni responsabilidades. Precisamente es nuestra responsabilidad la que nos hace sentir muy cómodos defendiendo un modelo de moléculas naturales frente a moléculas de química de síntesis, aunque ahora mismo seamos como David frente a Goliat. 

«Hoy estamos en proceso de aportar herramientas para limpiar los cultivos de químicos de síntesis»

Su base es la investigación y acaban de abrir un centro de innovación ¿qué inversión ha supuesto y qué esperan de él? 

Con la construcción del MAAVi, acrónimo de nuestro eslogan Making a Vision, hemos invertido alrededor de 20 millones de euros creando el mayor centro de investigación de biopesticidas, pre y probióticos y bioestimulantes de Europa. Pero las obras continuarán este verano con la construcción del resto de fases y una inversión total de más de 50 millones de euros. Como os he contado, el sector está en reconversión y prácticamente todas las plagas del mundo necesitan una solución respetuosa con el ser humano y el medioambiente. Hasta hace un año teníamos un laboratorio pequeño, ahora tenemos 36 proyectos en marcha en búsqueda de soluciones para las mayores plagas del mundo. 

¿Cómo ves el futuro de la agricultura y alimentación de aquí a 10 años?

El rumbo del futuro de la agricultura ya está marcado. La Comisión Europea acaba de anunciar que para 2030 quiere recortar un 50% el uso de moléculas químicas y un 25% el de fertilizantes. Eso está muy bien para el consumidor, pero, o se crean las herramientas que permitan a los agricultores seguir siendo productivos a la vez que naturales o tendremos un problema sobre el incremento del precio de los productos, el abandono del campo y la viabilidad de la agricultura en Europa. Lo único que hará consecuente este rumbo hacia una agricultura limpia es un movimiento, que creemos que lideramos, para hacer herramientas naturales igual de eficaces que el químico de síntesis. Además, en este rumbo hacia un sistema de producción de alimentos productivo y natural no solo se encuentra la agricultura, si no también, la acuicultura y la ganadería. Ante este reto, estamos ya inmersos en horizontalizar nuestro modelo para producir alimentos libres de química de síntesis. 

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