Cuando pensamos en un taller de Design Thinking siempre nos vienen a la mente las mismas ideas: los típicos casos de prototipado de las universidades americanas, la generación de esa idea en un garaje de Silicon Valley que le hizo ganar millones a tres visionarios o, la más común de todas, estos procesos son demasiado creativos y difíciles de implementar en mi empresa.

El problema de este planteamiento es que mola mucho hablar de Amazon, Google, Facebook y Standford, pero el lunes cuando llegas a tu oficina lleno de emoción por todo lo aprendido, te das cuentas que los problemas de las empresas son otros, y que construir castillos en el aire está sólo al alcance de unos pocos que no tienen que ejecutar y justificar un ROI antes de final de mes.

ISAM y Kimitec hemos querido hacer algo distinto y mucho más terrenal. Los alumnos de su Máster Internacional en Gestión de Agronegocios nos han servido de neuronas para resolver cuatro retos actuales y reales que estamos desarrollando ahora mismo como compañía. Lo importante no eran las soluciones finales a las que llegaron sino aprender del proceso en el que entendieron el problema, analizaron los diferentes usuarios y desarrollaron un prototipo que pudiera ser implementado en los próximos 30 días.

¡Un prototipo! Ese fue el gran nexo de unión entre la filosofía de Kimitec y la sesión que Karel Escobar impartió en el MAAVi Innovation Center. Somos una empresa con una filosofía que firmaría el propio Woody Allen: “Las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas”. Más de 100 proyectos de investigación lo demuestran, aunque algunos no llegaron a buen puerto, el aprendizaje de ejecutar una idea te sirve para la siguiente.

Una idea sin ejecución no sirve de nada. Pensando en Kimitec, en seguida relacionamos la generación de ideas al desarrollo de nuevos productos naturales o proyectos de investigación, pero la innovación está presente en todos los equipos de la compañía. Estamos en un continuo proceso de hacer y rehacer, equivocarnos y afinar. La innovación es uno de los valores que compartimos con ISAM y que nos permite seguir evolucionando como empresa. Esta en nuestro ADN plantearnos si nuestra forma de hacer las cosas es la correcta, encontrar los errores y aprender de ellos convirtiéndolos en oportunidades para cambiar los resultados.

Y volvemos a los castillos en el aire. Para que esto suceda, el enfoque tiene que ser real. Apostar por una educación práctica, cercana al campo, que escuche para proponer cambios en el sector agrícola y que trate de ir un paso por delante. ISAM va en esta línea y generará una atracción de talento clave para Almería que asegure la evolución del modelo productivo y la innovación.