Siete estrategias para evitar los daños por heladas en cultivos hortícolas

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“¡Abrígate que hace frio!” Seguro que alguna vez en la vida te han dicho esta mítica frase cuando se levanta el biruji. Y es que esta afirmación, que pasa de boca en boca y de madre a madre, solo tiene como fin protegerte del estrés térmico por bajas temperaturas. Porque, cuando bajan las temperaturas, ya quisieran las plantas que alguien les dijera “échate una rebeca que refresca”. Pero atrapadas en el exterior, expuestas a las bajas temperaturas, las plantas en cambio experimentan una serie de cambios fisiológicos y bioquímicos para evitar el daño celular que les provoca el estrés por bajas temperaturas.

Estrés térmico por frío o congelación

El estrés térmico es una alteración que sufren las plantas al estar expuestas a altas o bajas temperaturas extremas. La temperatura (además de la luz, el agua, CO2 atmosférico, los minerales y el oxígeno), es un factor esencial durante todo el desarrollo de la planta. En este sentido, las bajas temperaturas tales como heladas y congelación afectan negativamente a los cultivos hortícolas al aire libre y en invernadero al no poder realizar las plantas sus procesos metabólicos y completar su ciclo vital en condiciones de rango óptimo de temperatura.

El estrés térmico por frío aparece entre 15 y 0 °C, y por debajo de los 0 °C suele producirse muerte celular. Esto es debido a que se forman cristales de hielo dentro de las células vegetales. Si bien, en la mayoría de las plantas, una temperatura inferior a 10ºC, se considera una temperatura por debajo del óptimo de crecimiento. Ambas condiciones también provocan déficit hídrico en el interior de la planta (pérdida de agua dentro de las células de la planta).

¿Por qué es importante evitar la formación de hielo dentro de los tejidos vegetales? ¿Alguna vez has metido una botella de agua llena hasta arriba en el congelador? Y, ¡¡BOOM!! La mayoría de las sustancias se contraen al enfriarse, pero el agua se expande a medida que se congela. La fuerza de la expansión es suficiente para reventar la botella. Pues con las plantas, sucede lo mismo. El agua supone hasta el 90% del peso freso de las especies herbáceas, y más del 50% en las leñosas, es decir, las plantas están compuestas mayoritariamente de agua, las células que componen los tejidos tienen agua que las rodea y agua en su interior.

Cuando las temperaturas disminuyen el agua fría se congela, al congelarse se agranda (aumenta de volumen) y empuja hacia afuera. Su presión es tan fuerte que rompe los tejidos vegetales. Lo que realmente daña las plantas no son las temperaturas frías sino la formación de hielo, además la gravedad del daño depende principalmente de la rapidez y la intensidad del enfriamiento antes de congelarse.

El fenómeno de las heladas es un gran problema para los productores agrícolas de cualquier parte del mundo. Las heladas pueden clasificarse en líneas generales en blancas y negras. Las heladas blancas se producen con frío y humedad. Cuando las temperaturas se sitúan en valores negativos y hay bastante humedad ambiental, aparece lo que conocemos como escarcha, o lo que es lo mismo, esa helada blanca o pequeños cristales que cubren de blanco la superficie del follaje de las plantas.

A su vez, las heladas negras, las más peligrosas, aparecen cuando las temperaturas descienden igualmente por debajo de los cero grados, pero no se forma hielo sobre las plantas, ya que la humedad ambiental es muy baja. El aire es tan seco que no existe condensación. Al no producirse la escarcha, no hay protección y, por tanto, ese frío seco actúa directamente sobre la estructura interna de la planta.

En este sentido, el daño directo por helada ocurre cuando se forman cristales de hielo dentro del protoplasma de las células (helada intracelular), mientras que el daño indirecto puede ocurrir cuando se forma hielo dentro de las plantas, pero fuera de las células (helada extracelular). En cualquier caso, se forma hielo dentro del tejido vegetal que origina daño celular y produce ese típico color negruzco en las plantas, perjudicial para cualquier clase de cultivo.

En estas condiciones las plantas intentarán aclimatarse, es decir, intentarán adquirir una mayor resistencia al estar expuestas a bajas temperaturas y heladas, pero a expensas de cambios celulares y alteraciones metabólicas con la correspondiente reducción en la calidad y disminución de la productividad de los cultivos hortícolas.

¿Cómo afecta la temperatura baja a las plantas?

Las consecuencias de las temperaturas extremas por frio, helada o congelación en las plantas conducen a una reducción de la productividad o al fracaso total del cultivo debido a daños directos o retraso en su maduración.

La entrada de una depresión aislada a niveles altos (DANA) esta provocando un descenso brusco de temperaturas y nevadas que puede ocasionar importantes daños por heladas en numerosos cultivos hortícolas en muchas regiones productoras de España.

Entre los daños por bajas temperaturas en las plantas más comunes, tenemos los síntomas visibles y los fisiológicos. Dentro de los síntomas visibles destacan: marchitez, lesiones necróticas, lesiones superficiales en hojas y frutos, picaduras superficiales, curvatura, caída y arrugamiento anormal de las hojas, agrietamiento, división y muerte regresiva de los tallos, maduración anormal, pérdida de clorofila, decoloración de la superficie, pérdida de vigor (p. ej. pierde capacidad de brotar), reducción del crecimiento y la muerte de la planta.

Mientras, como efectos fisiológicos tenemos: cese del flujo protoplásmico, disminución de la actividad fotosintética, pérdida de la semipermeabilidad de la membrana, fuga de iones, disminución de la actividad de varias enzimas, inhibición de la síntesis de clorofila, aumento de la frecuencia respiratoria postenfriamiento

Además, en la fruta se producen patrones anormales de producción de etileno e inhibición del desarrollo de los componentes del sabor.

¿Cuáles son las estrategias más eficaces para evitar daños por heladas?

Se diferencian dos tipos de estrategias para evitar las heladas en los cultivos hortícolas: pasivas y activas.

Estrategias pasivas:

  1. Selección de variedades o especies resistentes a las bajas temperaturas.
  2. Elección del lugar idóneo de cultivo. Evitar los lugares bajos para cultivos sensibles a las bajas temperaturas y aprovechar aquellas localizaciones que tienen una menor incidencia de heladas como las laderas.
  3. Evitar los suelos que tienen una menor capacidad de eliminar la temperatura acumulada durante el día como los compactos.

Estrategias activas:

  1. Calefactores o estufas. El aire caliente generado por este sistema asciende a las capas altas uniéndose con el aire frío hasta alcanzar una media de temperaturas en la que el aire se vuelve más denso y desciende para crear un patrón de circulación constante de calor.
  2. Calentamiento del aire a través de cubiertas térmicas.
  3. Sistemas de riego dirigidos por aspersores. Dado que la temperatura del agua que se esparce es superior a la del aire y la de las plantas de cultivo, mediante el agua se transfiere su calor al aire y a la planta creando un microclima a su alrededor, liberando energía de calor latente que mantiene la temperatura de la planta sobre 0ºC y creando una barrera de hielo que protege de daños al tejido vegetal.
  4. Aplicar bioestimulantes.

Como ya sabes, las heladas tienen efectos negativos en las plantas con la correspondiente reducción de la calidad y productividad de los cultivos hortícolas. De acuerdo con esto, existen productos que mejoran la tolerancia de las plantas a las bajas temperaturas: los bioestimulantes.

  • Bombardier es un bioestimulante reductor del estrés abiótico y fisiológico que incrementa la productividad de los cultivos hortícolas.

Específicamente, Bombardier ayuda a reducir el estrés térmico cuando las temperaturas y la humedad ambiental no son favorables para el cultivo, evitando alteraciones en el crecimiento o daño celular.

  • Betazyme Plus es un bioestimulante a base de Glicina – Betaína que aporta gran acción frente al estrés térmico, hídrico y salino en plantas y frutos, incluido cultivos hortícolas.

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